Libertad y esclavitud en la Gazeta de Buenos Ayres, por Alcides Rodríguez



El 2 de junio de 1810 la Primera Junta de Gobierno surgida en Buenos Aires ordenaba la creación de un nuevo periódico: la Gazeta de Buenos Ayres. En él se harían públicos los actos y medidas del nuevo gobierno. “Una exacta noticia de los procedimientos de la Junta - se lee en la Orden - una continuada comunicación pública de las medidas que acuerde para consolidar la grande obra que se ha principiado; una sincera y franca manifestación de los estorbos que se oponen al fin de su instalación y de los medio que adopta para allanarnos, son un deber en el Gobierno provisorio que exerce, y un principio para que el pueblo no resfríe en su confianza, ó deba culparse á sí mismo si no auxilia con su energía y avisos á quienes nada pretenden sino sostener con dignidad los derechos del Rey y de la Patria, que se le han confiado”. La Gazeta también estaba destinada a promover la formación de un espacio público en el que se discutieran los grandes problemas del momento. Para mantener al lector bien informado, se publicarían noticias interesantes del país y del extranjero. De aparición semanal, se convirtió en el órgano de prensa oficial de los gobiernos surgidos en Buenos Aires. Las fluctuaciones y avatares de estos gobiernos encontrarían su registro en las oscilaciones del contenido del propio periódico.


     La influencia de Mariano Moreno hizo que la Gazeta incluyese en sus primeros números temas ciertamente controvertidos, como aquellos artículos que planteaban la necesidad de someter militarmente, hasta las últimas consecuencias, a todos los remisos a aceptar a las nuevas autoridades. En la Gazeta extraordinaria del 13 de noviembre de 1810, Moreno incluía un artículo de su puño y letra en el cual exponía desde las primeras líneas la condición soberana de las nuevas autoridades. “La disolución de la Junta Central - sostenía - (…) restituyó a los pueblos la plenitud de los poderes, que nadie sino ellos mismos podían exercer, desde que el cautiverio del Rey dexó acephalo el reyno, y sueltos los vínculos que lo constituían centro y cabeza del cuerpo social”. Se hacía necesario hablar claro porque, como escribía Moreno dos días después en el número ordinario, “no tienen los pueblos mayor enemigo de su libertad, que las preocupaciones adquiridas en la esclavitud”. Este tenor se suavizó considerablemente bajo la influencia del saavedrismo y las llegadas sucesivas de Gregorio Funes, Pedro José Agrelo, Vicente Pazos Silva y otros a la dirección del periódico. Se publicaban con regularidad los partes militares de los ejércitos revolucionarios y se trataba de interpretar favorablemente toda noticia proveniente del interior y del exterior. Se seguía enfatizando el hecho de que las autoridades porteñas gobernaban en nombre de Fernando VII, soslayándose con discreción cualquier mención acerca del problema de la soberanía y, menos aún, del de la independencia. Otros periódicos, como El grito del Sud de 1812, dirigido por Bernardo de Monteagudo, serían los que seguirían planteando sin tapujos estas espinosas cuestiones en sus páginas. Sólo el 9 de julio de 1816 hizo que desapareciesen todos los recatos y timideces de los redactores de la Gazeta en relación a la idea de independencia. Ahora la discusión era otra: ¿cuál era el tipo de Estado que mejor organizaría al nuevo país? Escritos como los de Camilo Henríquez y Julián Álvarez, dos de sus directores de esta etapa, se encargarían de enfatizar, como es de imaginar, las inconveniencias del sistema federal.
     Hay que remontarse hasta la Inglaterra del siglo XVII para encontrar los primeros anuncios comerciales publicados en un periódico. Hacia 1649 había algunos newsbook incluían avisos acerca de libros y medicamentos. En 1657 apareció el Public Adviser, exclusivamente dedicado a los anuncios comerciales. Más allá de que estas iniciativas no siempre fueran bien recibidas en el ambiente periodístico, durante el siglo XVIII se consolidó la idea de incluir anuncios y avisos comerciales para que las publicaciones fueran económicamente viables. Periódicos como The Spectator, dirigido por Joseph Addison y Richard Steele, se financiaba en buena medida de esta manera. En este sentido la Gazeta de Buenos Ayres no fue la excepción. Los anuncios del periódico porteño ofrecían un abanico amplio de ofertas: tinturas y vigorizantes para evitar la caída del cabello, mesas de billar, muebles… Todo podía ser ofrecido en sus páginas. En el número del 6 de mayo de 1818 se publicaba el siguiente anuncio:
     “El ácido anti-sifilítico tan necesario para la precaución del contagio de la venus, como útil y benéfico para los que se hallan infestados de ella ó acometidos en los nervios se vende con su receta en idioma vulgar junto al café de Marcos.”
     También se ofrecían casas y quintas en venta o alquiler. Se vendían galpones como el que estaba en la chacra de Ana Perichón de O´Gorman, según el anuncio publicado el 14 de octubre de 1818. Había ofertas de venta de libros en español o francés, y quienes ofrecían clases de francés e inglés, como se lee en el anuncio publicado por los profesores Mateo Ducrigny y Augusto Rose de Beaufort el 27 de mayo de 1818. También aparecían anuncios con una clase de oferta muy diferente. En el número del 14 de octubre de 1818 se lee el siguiente anuncio:
     “Se vende en 350 pesos un negro de 18 años regular cocinero, sano y sin vicios. Quien quiera comprarlo véase con su ama Doña María Salazar que vive junto a la Merced frente a Don Manuel Basabe.”
     En el del 10 de junio del mismo año se leen dos anuncios similares:
     “Se vende una negra: es cocinera, planchadora, y lavandera, está parida de dos meses y con cría, no tiene vicios conocidos, quien quisiere comprarla véase con su dueña Doña Brígida García que vive del Hospital a la media quadra frente lo de Don Pedro Lecica.”
     “Se vende un negro de oficio cocinero de edad de 25 años, y apto para qualquier exércicio en la cantidad de 350 pesos también un mulato de todo servicio de edad de 17 años, en cantidad de 250 pesos los que quieran comprarlos se verán con su amo Don Mariano García de Echaburú, escribano público.”
     En el mismo anuncio de la venta del galpón de Ana Perichón de O´Gorman se ofrece recompensar a quienes recapturasen a dos esclavos fugitivos:
     “Dos negros del mismo Perichón (Don Eugenio) se hallan huidos, uno de edad de 20 años con toda la cara comida de viruelas, y el otro de 12 a 13 con dos listas en la cara debaxo de los ojos: quien los presentare al dueño tendrá la gratificación que se acostumbra; el de 12 años se llama José Perichón, y el de 20, Federico.”
     A pesar de que la Asamblea del Año XIII declaró oficialmente la libertad de vientres, la esclavitud siguió existiendo en las Provincias del Río de la Plata por varios años. Salvo para aquellos se enrolaron en los ejércitos revolucionarios y sobrevivieron a las guerras de la independencia, la libertad anunciada y defendida desde las páginas de la Gazeta era para muchos algo por venir en un futuro incierto. No deja de ser algo paradójico que el periódico de la Revolución de Mayo y de los primeros gobiernos libres e independientes de la futura Argentina se sostuvieran en parte con anuncios de venta o recaptura de esclavos.


Alcides Rodríguez (Buenos Aires)

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