Yaki Setton leyĆ³ el siguiente texto en la presentaciĆ³n de Variaciones de la luz de Diana Bellessi, editorial Cien Volando, en La Casa de la Lectura, Ciudad de Buenos Aires, el jueves 4 de septiembre de 2014.
Uno
Se escuchaba un poco mal, entrecortado, alejados. Era febrero del 2006, una voz en la ciudad de Buenos Aires, la otra en el Tigre
-pero ya estĆ” corregido, Diana?
-SĆ, mi querido. Ya estĆ”. Solo necesito que vengas un dĆa a la isla a que lo leamos juntos. Variaciones de la luz, se va a llamar, Variaciones de la luz.
Fue para una efĆmera colecciĆ³n de poesĆa hecha junto con la editorial Bajo la luna que Diana Bellessi, amiga y maestra desde hace casi treinta aƱos me cediĆ³ por primera vez este bello y sencillo universo de cuatro palabras: “Variaciones de la luz”. Con su propia letra cursiva dibujĆ³ la tapa de ese libro provisorio. Para mĆ Variaciones de la luz fue desde un principio un llamado al amor por la amistad y por la poesĆa. La generosidad de Diana al ceder una serie de poemas en proceso que luego culminĆ³ en dos libros: Tener lo que se tiene (incluido en la poesĆa reunida, Tener lo que se tiene, publicado por Adriana Hidalgo en 2009) y Variaciones de la luz (Premio Internacional de la ciudad de Melilla, editado en el 2011 por Visor de EspaƱa) Finalmente hoy presentamos Variaciones de la luz, su ediciĆ³n argentina, en la nueva editorial Cien Volando .
Dos
Tres veces, entonces, repetimos el nombre del poemario, la bella frase, el exacto octosĆlabo Variaciones de la luz. Tres aƱos de ediciĆ³n, tres libros impresos, tres tapas distintas. Y una ausencia, un silencio en el Variaciones de la luz del 2011 y 2014; el poema “Variaciones de la luz” que se encuentra en Tener lo que se tiene:
Un revuelo naranja al poniente
en lucha libre con el violeta
donde se hace de repente un claro
verde como aquel rayo purĆsimo
perseguido en la juventud
y al fondo el coro de gallineras
y un silencio al frente que corta
el tajo de la luna con mƔs silencio
y plata y noche hasta que solo
quedan las luces de tu casa
a veces como mƔgicas naranjas
dulces y en la soledad amargas.
Tres
“Todo por Dios, todo para Dios. Y recibe la huella directa de Garcilaso
(...) y vierte Ć©l mismo (San Juan de la Cruz) poesĆas profanas de toda
procedencia a lo divino; y al verterlas zurce y combina los mƔs distintos
elementos que toma de otras composiciones, ya profanas, ya a lo divino.
Todo por Dios, todo para Dios”
DĆ”maso Alonso, “San Juan de la Cruz”
Variaciones de la luz es el testimonio de una acciĆ³n poĆ©tica, lĆŗcida y controlada, de una voz que va de lo visible a lo invisible. Sus dos partes, “EnseƱanza del silencio” y “EnseƱanza del oro” nos guĆan, por un sendero sobre el mundo, que no es gesto del magisterio ni de la didĆ”ctica, es un seƱalamiento en el que maestra o maestro junto con su discĆpulo levantamos la mirada y descubrimos con sorpresa aquello que existe, ya lo hemos visto, pero aun asĆ no lo hemos ni mirado ni descubierto. Su primera parte es la actitud del que enseƱa a otro con un silencio de palabras el firmamento de su universo. Es, al decir de Jorge Monteleone, “como si el poema fuera ese Ćndice que indica siempre ¡MirĆ” eso!.
“es la gentil mirada del maestro
yo imagino su amor ante las cosas
sobre todo lo terso y lo pequeƱo
alzƔndose en sus formas del vaivƩn
donde se gana eso que se pierde
como lo hace la brisa entre los juncos”
AsĆ, la voz lĆrica de Variaciones de la luz se presenta en esta primera parte como quien atraviesa junto con nosotros la espesura de la naturaleza material y silvestre del Tigre. Ella visualiza, seƱala y ordena con su mirada las flores, los vientos, los Ć”rboles, la lluvia, los perros, las estaciones del aƱo, las mareas y las aves sin ceder a la tentaciĆ³n del que explica y necesita quebrar el silencio. De esta manera, se suceden distintos acontecimientos donde animales, vegetales y humanos marcan el derrotero de quien nos guĆa y nos asombra con sus descubrimientos de eventos que son cĆclicos y muchas veces nimios pero que sin embargo no nos dejan de asombrar. A su vez, es su diversidad formal, grave y grĆ”cil al mismo tiempo, la que permite que esa voz se vaya fundiendo espontĆ”neamente con todo aquello que es la isla del delta y que va naciendo delante de nuestros ojos:
“para mirarnos y buscar a tientas el roble
o el tejado y asĆ aferrarnos por un momento
a la ilusiĆ³n de unidad que nos deje decir
yo, la isla”
El segundo momento de este acto de amor, que es la relaciĆ³n entre maestro y discĆpulo, se llama “La enseƱanza del oro”: es la instancia donde lo que se aprende ya no es lo que existe sino una reverberaciĆ³n alquĆmica de lo ya observado. La naturaleza se ha vuelto melodĆa como si hubiĆ©ramos hecho el trĆ”nsito de lo profano a lo divino: de lo visible a lo invisible, de la naturaleza americana del Tigre a la naturaleza lĆrica del siglo de oro sin soluciĆ³n de continuidad. El oro de la silva, del endecasĆlabo, del soneto. El oro de Garcilaso, el oro de Juan de la cruz han vuelto a ser palabra incandescente y Ć”urea en la palabra de Diana Bellessi o, al decir de la sutileza ensayĆstica de Damaso Alonso, una “divinizaciĆ³n” de la experiencia silenciosa. Prueba de ello, cĆŗspide y cierre del libro es el poema compuesto sobre el “SermĆ³n del silencio” de Buda.
En “La corona” la forma atrapa, en la orfebrerĆa austera de Diana Bellessi, lo invisible del sentido de la poesĆa en la flor silenciosa pero de cinco pĆ©talos del Buda. Son 14 sonetos endecasĆlabos que, como una joya muda fundida en una sola pieza, se encuentran encabalgados sin soluciĆ³n de continuidad de principio a fin mientras, entre cesura, ritmo, verso y estrofa, respiramos y oramos, junto con el poema, los gestos silenciosos de la mano del Buda, seƱalando la forma de la flor, detenida en el vacĆo. “La corona” es la culminaciĆ³n de la tersura y la gracia etĆ©rea de la poĆ©tica profana pero divinizada de Diana Bellessi que se vuelve poesĆa del amor y de la luz asĆ como la poesĆa profana del Cantar de los Cantares y de Garcilaso se vuelve poesĆa divina en manos de Juancito de la Cruz, como le gusta llamarlo a nuestra querida Diana.
Variaciones de la luz es para nosotros, lectores, amigos y/o discĆpulos de Diana Bellessi, una razĆ³n inasible y poĆ©tica. Una manera de escuchar el silencio precioso de la poesĆa y del mundo, de desear tenerlo entre los labios para murmurarlo como una retahĆla de nuevas y antiguas melodĆas que lo reviven y lo reconstruyen. Porque Variaciones de la luz es una intensidad Ćŗnica. Un silencio de oro.
Yaki Setton
Buenos Aires, EdM, octubre 2014
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